Y Dios creó a la mujer (1956)
21/08/2010
Una crítica de Father Caprio
Director

Roger Vadim
Año: 1956
Guión:
Roger Vadim, Raoul Lévy
Música:
Paul Misraki
Fotografía:
Armand Thirard
Título original: Et Dieu créa la femme
Intérpretes:
Referencias externas cineastas:
Marilyn Monroe
Director

Roger Vadim

Roger Vadim
Año: 1956 Guión: Roger Vadim, Raoul Lévy Música: Paul Misraki Fotografía: Armand Thirard Título original: Et Dieu créa la femme
Intérpretes:
Referencias externas cineastas:

Marilyn Monroe
Interesado en conocer la cultura sexual francesa de los 50 busco en Google: “sexualidad”, “Francia”, “1956” y obtengo (en primeros lugares) Brigitte Bardot Y Dios creó a la mujer. Es un resultado tan esclarecedor que sobra cualquier discurso sobre licencias y liberalidades en el período “precreativo”. Las masas, dormidas en la sociedad francesa y aceporradas allende los Pirineos (o séase aquí), empiezan a despertar en el 1955 con el rock and roll y en el 1956 con B.B. De aquí al 68 van 12 años pero tan sólo un paso.
Roger Vadim se estrena cinematográficamente con esta película donde - “no hay nada más lindo que la familia unida”- promociona a su señora esposa, una francesita con todo en su sitio y muy bien puesto, llamada a convertirse en uno de los mitos eróticos del siglo XX, probablemente el mayor junto a Marilyn Monroe. Sin embargo los contoneos de Marilyn arrastraban cierta entidad interpretativa, cierta madera de actriz, mientras que las provocaciones de Brigitte sirvieron para poco más que para incendiar las represiones ancestrales arrastradas per sécula seculorum amén.
Seguro que no les descubro el argumento: Jovencita de buen ver y mejor tocar, provocativa al máximo se contonea con los pies descalzos entre un misógino, un ingenuo y un millonario. Un, dos, tres, al escondite francés y los cuernos al poder. Descalza por la librería, con la cara del amante en los talones y mambo “sur la table”. Momentos que abren la caja de las represiones y que permiten que empiece a entrar en la sociedad francesa es aire renovador y precursor del futuro mayo del 1968. Todo ello en las formas y en el cuerpo del mito B.B., que no en el fondo de un film cuyo argumento se reduce a la mínima expresión y a una gran cornamenta incapaz de atravesar puerta alguna.
Dios creó a la mujer y Vadim la recreó, en la suya propia, para deleite de propios y extraños y para indignación de los antireplicantes guardianes de la moralidad. En la Bardot había, incluso sobraba, materia prima. Roger Vadim lo sabía, ambos lo sabían. De ahí al mito, solo restaba un paso y se dio: Esta película.