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10/04/2020
Eber Nuñez
Que porque sigo prefiriendo el cine 🎥fantástico de los 80, más que otra cosa?, pues porque molaba 💯 veces más que todo lo demás, había magia, ideas brillantes y unos animatronics de primera, de ahí que despertara mi pasión por el cine y quisiera dedicar mi vida a ser cineasta. La mayoría de pelis que se hacen hoy en día son una mierda y un fraude, casi no hay originalidad ni siquiera magia, todo esta reciclado y forzado, el CGI no siempre es creíble, la juventud de ahora se tragan esas mierdas creyendo que molan pero les lavan el cerebro. Antes el cine ochentero había ilusión y vías de escape a universos irreales, paralelos y a veces atemporales, era pasarlo en grande desconectando de la realidad y de la rutina, sentado en una butaca o en el sofá de casa, pero en el siglo XXI casi todas las películas son innecesariamente largas, el humor es idiota forzado y repugnante, la acción es mediocre, los personajes planos, los guiones predecibles y simplones, y meten secuencias de relleno que no tienen ni pies ni cabeza.
Leandro Sierra García El día que de niño vi en el cine "Gremlins" no pude dormir por la noche de lo aterrado que estaba pensando que habría algún Gremlin bajo mi cama. Hoy en día ya no produce terror sino todo lo contrario y lo digo en el buen sentido. Pues es una película adorablemente gamberra, políticamente muy incorrecta, sumamente cinéfila en sus referencias y sobre todo divertidísima cuando se juntas todos los bichos juntos como en esta escena. Uno de esos clásicos ochenteros que hizo que toda una generación de niños nos hiciésemos apasionadamente cinéfilos.
Leandro Sierra García
El día que de niño vi en el cine "Gremlins" no pude dormir por la noche de lo aterrado que estaba pensando que habría algún Gremlin bajo mi cama. Hoy en día ya no produce terror sino todo lo contrario y lo digo en el buen sentido. Pues es una película adorablemente gamberra, políticamente muy incorrecta, sumamente cinéfila en sus referencias y sobre todo divertidísima cuando se juntas todos los bichos juntos como en esta escena. Uno de esos clásicos ochenteros que hizo que toda una generación de niños nos hiciésemos apasionadamente cinéfilos.
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