Leandro Sierra García Seguro que a muchos les mola la primera etapa cinematográfica de Buñuel con esas películas surrealistas tan raras, visualmente impactante y con interpretaciones de lo más dispar. A mí personalmente es el cine que menos me gusta de su filmografía y recuerdo lo mucho que me aburrí en su día al ver “La edad de oro” y eso que es mucho más comprensible y asumible que otras películas surrealistas más absurdas e incoherentes. ¿Qué es una crítica muy audaz contra la iglesia y contra el sistema preestablecido? pues sí, pero prefiero que si hacen crítica lo hagan con películas realistas y no tan surrealistas.
Leandro Sierra García
Seguro que a muchos les mola la primera etapa cinematográfica de Buñuel con esas películas surrealistas tan raras, visualmente impactante y con interpretaciones de lo más dispar. A mí personalmente es el cine que menos me gusta de su filmografía y recuerdo lo mucho que me aburrí en su día al ver “La edad de oro” y eso que es mucho más comprensible y asumible que otras películas surrealistas más absurdas e incoherentes. ¿Qué es una crítica muy audaz contra la iglesia y contra el sistema preestablecido? pues sí, pero prefiero que si hacen crítica lo hagan con películas realistas y no tan surrealistas.
13/08/2020 Alejandro Barriga
Está usted en su derecho de preferir lo 'realista" a lo surrealista, de la misma forma que hay gente que prefiere la lógica narrativa a la hipotética irracionalidad poética. Pero si le gusta el cine posterior de Buñuel (el realizado básicamente en México y en Francia), significa que tampoco le hace tantos ascos al surrealismo, puesto que Buñuel no dejó nunca de hacer surrealismo, aunque éste estuviera teñido de naturalismo y estuviera ceñido a un cauce argumental más inequívoco. De hecho, obras maestras como 'El ángel exterminador', como 'Viridiana' o como "El discreto encanto de la burguesía", por citar algunos filmes, son películas que son posibles y asumibles estéticamente porque, merced a ese aliento surrealista, prescinden del principio de verosimilitud. Aceptamos lo disparatado porque presentimos que se nos están mostrando formas inéditas de ver la realidad. Si usted no fuera un poco surrealista, no soportaría a Buñuel, pues no le perdonaría sus virajes al absurdo. Pero es que ser surrealista no solo no es incompatible con ser realista, sino que es una forma de ahondar en el realismo. Lejos de ser escapismo y evasión de señoritos, el surrealismo es el realismo del inconsciente, máquina fotográfica de ese mundo interior nuestro que no controlamos pero que configura nuestro consciente. No todo lo real se ajusta a leyes lógicas, de ahí que la razón naufrague en los dominios de la intuición y del instinto . ¿Dónde acaba y empieza lo real? El surrealismo es un instrumento de liberación, un ataque a una lógica y a un principio de causalidad que nos impide vislumbrar las fuerzas subterráneas del ser. Pero el surrealismo es también un asomarse al abismo, cosa que desagrada a quienes creen firmemente que todo puede ser comprendido y expresado con el lenguaje científico.
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